El
juego imaginario
Como todos los días
lluviosos yo, en casa de mi amiga. A nosotras nos encanta jugar a imaginar
cosas ¡Somos las mejores! Un día a ella se le ocurrió que podíamos fantasear cosas peligrosas que
nos podrían pasar. Pero yo no estaba de acuerdo con jugar algo tan peligroso. Igual arreglamos para hacerlo el próximo temporal.
Cuando llegó el momento ella no estaba en casa. Nunca volví a verla.
Ya adulta, caminaba por la
calle más transitada del lugar. De pronto, un cartel en un poste de luz que
decía “Se busca científica asesina”. Con sorpresa descubrí la cara de mi vieja
amiga. Preguntando a su familia y conocidos, descubrí que aquella chica se había obsesionado con comunicarse
con los espíritus a través de la tabla ouija. Todos los días les hablaba
y ella decía que su destino era ser una asesina.
Tiempo después me reencontré
con Sofía. Estaba internada en un
psiquiátrico. Quise preguntarle tantas cosas… ¡Pero había perdido
totalmente la razón! Me
alejaba lentamente de aquel horrible lugar cuando entre
las sombras de los árboles grandes,
vi que ella salía corriendo con cortes en todo su cuerpo. Había intentado matarse para perderse
en su mundo de fantasía. La llamé y me miró con cara de furia.
Entonces veo que saca un
arma de su bolsillo y me dispara en el pecho. Siento el impacto y en ese
instante me despierto. ¡Era todo un sueño! Me levanto, bañada en sudor y me miro al
espejo. No me reflejo soy
sólo un espíritu.